1 Judas, llamado también Macabeo, y sus compañeros entraban
sigilosamente en los pueblos, llamaban a sus hermanos de raza y acogiendo
a los que permanecían fieles al judaísmo, llegaron a reunir 6.000 hombres.
2 Rogaban al Señor que mirase por aquel pueblo que todos
conculcaban; que tuviese piedad del santuario profanado por los hombres
impíos;
3 que se compadeciese de la ciudad destruida y a punto de ser
arrasada, y que escuchase las voces de la sangre que clamaba a él;
4 que se acordase de la inicua matanza de niños inocentes y de las
blasfemias proferidas contra su nombre, y que mostrase su odio al mal.
5 Macabeo, con su tropa organizada, fue ya invencible para los
gentiles, al haberse cambiado en misericordia la cólera del Señor.
6 Llegando de improviso, incendiaba ciudades y pueblos; después de
ocupar las posiciones estratégicas, causaba al enemigo grandes pérdidas.
7 Prefería la noche como aliada para tales incursiones. La fama de su
valor se extendía por todas partes.